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Capitulo III Completo


CAPITULO III

La ciudad de Damasco lleva algo más de cincuenta años como capital del califato. Durante este tiempo una cantidad ingente de dinero y poder se había ido acumulando en su seno, siendo patente sobre todo en la avenida augusta. Mientras Puc recorre esta amplia calle no podía evitar fijarse en las farolas de aceite que se pueden ver cada pocas decenas de metros, cubiertas con un panel de un material que el desconoce que refleja la luz de las dos mechas que arden bajo ellas protegiéndolas del viento y la lluvia, ampliando también su luminosidad. Bajo sus pies la avenida está perfectamente empedrada de manera que el tránsito de carros por ella es más rápido y cómodo, además de ser limpia en caso de lluvia, no solo por no tener la típica arena que se convertía en barro con el agua, sino porque además debido a la inclinación de los distintos tramos de calle hacia unos agujeros que se encuentra cada varios metros, llamados sumideros, el agua desaparece de la calle. Una camarera con la que ha hablado le ha contado que, bajo la ciudad, los romanos, construyeron una red de alcantarillado que dirigía el agua recogida por unas canalizaciones hacia un punto común, profundo en el suelo, y que después iba a parar a las afueras de la ciudad. Esta red de alcantarillado queda localizada solo en la parte que los romanos construyeron, por lo que el resto de la ciudad carece de esta maravilla de la ingeniería que dejo el legado de los romanos entre otras muchas cosas.

Puc proviene de una familia de cazadores y pescadores nubios, una lejana tierra más allá de Egipto bañada por el rio Nilo, acostumbrados a los rigores del desierto y a vivir como nómadas viajando constantemente, por lo que cualquier ciudad le parece un lugar asombroso y peligroso a la vez. Pero Damasco despierta en él una sensación de admiración especial al darse cuenta lo que el hombre consigue construir cuando se lo propone y por algo más que le seduce en la ciudad, aunque no sabe decir exactamente el que. Quizás la mezcla de la arquitectura de decenas de civilizaciones que han poseído la ciudad durante mas o menos tiempo, o como el ser la capital del califato Omeya la ha situado en una posición excepcional para enriquecerse y poder así engalanarse con mil cúpulas doradas y capiteles bellamente decorados.

Hace casi dos días que contactó con Blame y Forsac para conocer los avances de la búsqueda de la muchacha que escapo a través del fuego, y desde entonces no sabe nada de ellos. El tiempo empieza a terminarse ya que, aunque la encontrasen hoy, tardarían un par de días a buen ritmo en llegar a Damasco, y eso sería demasiado tarde ya. La línea de actuación está clara, debe acometer la captura del Profeta y llevarlo ante Alastor-Mandrad sin esperarles.

Llega frente a la taberna donde tiene alquilada una habitación en la planta superior y pasa sin dedicar palabras a la gente que se encuentra ni detenerse, tiene prisa. Sube hasta su cuarto donde cierra la puerta, asegurándose que nadie le moleste mediante un grueso travesero con el que la atranca. Se sienta en el suelo con las piernas cruzadas y enciende un ramillete de hierbas atadas con un fino cordel que saca de debajo del camastro que se encuentra a su lado, utilizando una de las múltiples velas que ahí encendidas en la habitación.

Inmediatamente una fina columna de denso humo aromatiza la habitación con un olor suave y aceitoso, Puc se concentra y acaricia el tatuaje que corona su pecho izquierdo notando inmediatamente como la Khanut fluye a través de él abriendo la conocida sala que su manada utiliza para confluir y comunicarse cuando no están juntos. Utiliza parte del poder para llamar a los demás miembros de la manada y espera, ya que no siempre pueden responder de manera inmediata a la llamada.

Finalmente, una figura comienza a tomar forma, Puc se acerca al reconocerla y espera hasta que se completa la conexión.

  • Bienvenida hermana, siento haberte convocado de esta manera. – Se dirige a Ahri.

  • Hola Puc, no te preocupes y dime que ocurre.

  • Blame y Forsac no responden ni contactan desde hace dos días. La última vez que hablé con ellos no habían encontrado aún al objetivo. –

  • No tenemos tiempo Puc. Ya teníamos que haber localizado el nuevo profeta, Alastor-Mandrad no aceptara ningún error. – responde ella visiblemente molesta – Busca tú al profeta y avísame cuando le encuentres. Si es necesario te enviare a los Colmillos, no hay ningún otro lobo cerca para enviártelo.

  • Le localicé esta mañana, en el zoco, y pude seguirle hasta su casa. - Responde con una sonrisa de suficiencia. – El corazón le señalo inmediatamente.

  • ¡Nunca me fallas Puc, que gran noticia!, ¿Podréis tú y Traser con él, o necesitareis ayuda?, recuerda que no deja de ser un mago y no conocemos su poder.

  • Ciertamente es poderoso, el corazón brilló con intensidad, y está siempre rodeado de gente, pero el tiempo apremia y los Colmillos tardaran un par de días en llegar. El final del ciclo lunar está cercano y quizás no nos dé tiempo a preparar algo cuando lleguen, será mejor que actuemos rápido y que los Colmillos nos ayuden a llevarle ante los renacidos.

  • Que así sea Puc, capturarle y los Colmillos se encontraran contigo en algún punto intermedio para darte cobertura. Yo seguiré buscando aquí al heraldo. Lo necesitamos vivo Puc, sino es posible elimínale, pero en ningún caso debe escapar. – Ahri le dice esto acariciándose sus antebrazos, donde dos largos cuchillos están representados en un tatuaje con gran detalle.

  • No me gusta que te quedes sin apoyo Ahri. ¿Qué harás si le encuentras?, No sabemos nada sobre esta figura, ni que puede hacer. Quédate con alguno de los hermanos colmillo, no somos necesarios cinco para mover al profeta si yo tengo éxito. –

  • Sabes que no es posible separarlos, cuando uno de ellos no está con el resto se quedan

perdidos y se vuelven inútiles. Yo me cuidare sola como he hecho mil veces Puc. – Dice esto visiblemente molesta – Tu encárgate de tu parte y no falles. – Parece que va a añadir algo cuando se queda callada y aparta a Puc para mirar detrás de él, una forma comienza a dibujarse lentamente. Tardando más de los habitual, y amenazando varias veces con no conseguirlo, se presenta ante ellos Blame, arrodillado y agarrándose lo que queda de su brazo derecho que ha desaparecido a partir del codo.

  • Lo siento hermanos, os hemos fallado. – Dice con evidente esfuerzo en su voz. – La hemos encontrado, pero no está sola. – Mientras Blame habla Ahri no puede dejar de mirar el charco que se va formando bajo el con el continuo fluir de sangre desde su brazo.

  • ¡Blame ¡- Grita Puc corriendo hacia el - ¿Qué ha pasado? ¿y Forsac?

  • Puc no pierdas tiempo, usa el corazón, pónselo en el pecho. –exhorta Ahri con voz dura. Puc se sorprende al llevarse la mano a la espalda, donde le cuelga un morral de cintura, y encontrar el paquete con la daga de cristal. La desenvuelve con prisa y sin ningún cuidado rasgando en el proceso la tela que lo cubre, para acto seguido ponerla sobre el pecho de Blame cruzando las manos sobre ella.

  • Ahora hermano cuéntanos que ha pasado. – Ahri acaricia la frente y el pelo del herido con cariño, a la vez que Blame la mira con amor en los ojos.

  • Te quiero hermana – La voz rota del hombre demuestra el esfuerzo que está haciendo para mantener la consciencia respirando con dificultad y con una fuertes os que mueve sus carnes en todas direcciones.

  • Te quiero Blame, hermano. – Le mira un par de segundos antes de continuar – El corazón solo te da un pequeño margen más de tiempo, cuéntanos que ha pasado y déjanos acompañarte al lugar que nos reservan los dioses para la eternidad. – Se sienta poniendo la cabeza de el con suavidad sobre sus piernas cruzadas.

  • Descubrimos un segundo rastro de Khanut durante la búsqueda de la muchacha de Jahan, una Khanut que Forsac no consiguió reconocer, pero cuyo rastro llevaba nuestra misma dirección, sacándonos algo de ventaja de hecho. La última noche nos acercamos para saber más sobre ellos, y conseguimos escuchar que también estaban buscando a alguien, parece ser que era alguien especial que, de algún modo se había puesto en contacto con ellos a través del fuego, hablaron abiertamente de la aprendiz de Jahan y de cómo había buscado al líder del grupo pidiéndole ayuda. Esperaron el amanecer para dirigirse a un oasis del desierto ocupado por un Khames similar al Jahan y compartieron la sal con ellos. – Se calla durante un par de segundos mirando los ojos de Ahri y respirando entrecortadamente. De golpe continua la historia casi escupiéndola más que relatándola – Entonces, de una de las tiendas del oasis, apareció una muchacha y supimos que era ella. Sabíamos que debíamos hacer, te juro que dimos todo hermana, pero la luz, la luz nos cegó…

El primer grito de alarma hace que todos se giren en la misma dirección para ver a uno de los hombres del grupo de Wei-Shin y otros dos del Khames, con los que parecía compartir algo de beber bajo una sombra cercana, señalando a lo alto de la roca bajo la que están encerrados los animales. Al mirar donde señalan ven dos figuras que les observan con la atención centrada en la muchacha recién salida del habitáculo interior, son dos hombres con la piel oscurecida por el sol y los numerosos tatuajes que la cubren, con una apariencia extremadamente peligrosa. En sus brazos se observan sendas enormes cuchillas curvas que lanzan cegadores destellos de luz al reflejar la luz del sol, como amenazantes símbolos de oscuras intenciones.

Wei-Shin percibe rápidamente que su atención está centrada en Nora, es más una intuición que una certeza, pero sabe que la buscan a ella. Como respondiendo a su intuición ambos saltan hacia el campamento dejándose caer los quince metros de altura que les separan del suelo con las piernas encogidas preparando la recepción del salvaje impacto que les espera y los brazos abiertos como si fueran enormes aves de presa estabilizar su vuelo. Apenas pasan unos rápidos segundos mientras caen, pero Wei-Shin ya tiene la espada en su mano y ha retrocedido un par de pasos para interponerse entre Nora y la previsible trayectoria que recorrerán cuando toquen el suelo los dos desconocidos.

No hay impacto al tocar suelo por parte de los atacantes, en su lugar parece que rebotasen como resortes y salen disparados hacia los tres hombres que les han avistado y que más cerca están de la roca. El más esbelto y atlético de los atacantes, el otro es una enorme mole de carne y musculo, ha comenzado un giro con todo su cuerpo en el momento de tomar impulso en tierra, saliendo proyectado como una saeta, las cuchillas de sus brazos rebanan limpiamente el cuello de los dos miembros del Khames que se poco pueden hacer llevados por la sorpresa, provocando un tremendo corte en sus cuellos de manera simultánea que comienzan a expulsar sangre en un torrente carmesí de sangre nebulizada por la presión que le baña al pasar entre ellos. El segundo atacante se lanza en carga contra el hombre de Wei-Shin, aunque en este caso su oponente ya está preparado con su escudo en alto. Recibe el impacto apoyando el hombro sobre el escudo y dando un paso al lado según ha trabajado durante los meses de entrenamiento. Con este pequeño movimiento desplaza toda la energía del impacto hacia el lateral, permitiendo que el atacante continúe la carga sin apenas detenerse. Al dejarle pasar lanza un rápido aguijonazo hacia las corvas de su oponente, pero falla por muy poco, impactando en el suelo y haciendo saltar arena y esquirlas de piedra con su lanza.

Los cuerpos de los dos habitantes del oasis caen de rodillas luchando por taparse las heridas con las manos y detener el flujo de vida que escapa por ellos. Sus familias, que no están demasiado lejos, observan con horror lo que ocurre y comienzan a reaccionar buscando donde ocultarse en algunos casos, o cogiendo cualquier cosa que sirva como arma para correr en su ayuda entre gritos de rabia y dolor.

Varios miembros más de la familia, que han conseguido armarse, se unen a la refriega y tratan de detener a los intrusos colocándose entre ellos y los ancianos que están al lado de Nora. Forman rápidamente un semicírculo en torno a ellos apuntándoles con lanzas cortas y cubriéndose con escudos de pieles. Encontrándose bloqueados, los atacantes, se ponen espalda con espalda cruzando rápidos mensajes entre ellos. Durante unos segundos resisten los embates de las lanzas contrarias desviando los golpes y partiendo algunas de ellas con las poderosas cuchillas de sus brazos, cuando esto ocurre el poseedor de la lanza la sustituye rápidamente por una espada larga ligeramente curva que le obliga a acercarse más a los intrusos. De improviso varios tatuajes se iluminan sobre la piel de ambos atacantes con suave luz azulada, indicador claro de la canalización a través de ellos de Khanut, mientras uno de ellos se agacha y lanza un ataque circular sobre los defensores con una velocidad endemoniada tal que los defensores no tienen tiempo de bajar las defensas antes de que las cuchillas golpeen como víboras los tendones de sus rodillas que se quiebran con un chasquido sonoro haciéndoles caer al suelo, el otro da un salto salvaje, increíble para cualquiera pero más para alguien de su obesa corpulencia, que le proyecta varios metros por encima de ellos y en dirección al círculo de ancianos.

Wei-Shin se ha quedado muy cerca de Nora con la espada en la mano, desde donde esta ve como Cho se adelanta para enfrentarse al enemigo que ha superado a los defensores mediante el potente salto.

  • ¡No Cho, mantén la formación! – Le grita Wei-Shin. Pero ya es tarde.

Cho lanza un potente golpe con la pesada lanza que maneja con soltura obligando al contrario a realizar una maniobra evasiva. Mostrando la misma velocidad que su compañero, el asaltante se ha agachado permitiendo que la lanza pase por encima de él, para después levantarse con fuerza lanzando el arma hacia arriba y abriendo la guardia de Cho. Rápidamente lanza ambos brazos hacia delante para clavar las puntas de sus cuchillas en el corazón, pero una oportuna reacción de Cho interpone el escudo de metal reluciente que despide un sonoro tañido al recibir el golpe. La fuerza del impacto obliga a Cho a recular unos pasos para recuperar el equilibrio, momento que el atacante aprovecha para seguir acosándole sin dar tregua a Cho que rechaza cada vez los ataques con seguridad y trata de separarse de el para poder dar uso a la lanza sin éxito.

El salvaje acoso no cesa y poco a poco Cho va perdiendo metros y acercándose a Wei-Shin que avanza unos pasos a su vez tratando de acercarse para apoyar a Cho. Apenas sin tiempo para verlo el segundo atacante, que ha terminado con los hombres que les habían rodeado, aparece para sumarse a la refriega atacando a Cho por un flanco sin darle tiempo a cubrirse más que con el brazo sobre el que lleva una placa de protección labrada. La protección del brazo y el peto de cuero debilitan el ataque haciendo que solo penetre superficialmente en la parte derecha de su torso provocando una herida larga y fea que hace brotar un grito de dolor del hombre.

Blame aparta la cara al chocar sus cuchillas con el escudo de metal, haciendo saltar de nuevo unas hirientes chispas saltan que siguen el recorrido de las cuchillas por la superficie de metal iluminando el dibujo del cuervo que la decora. Cuando vuelve a poner la mirada sobre el objetivo el dibujo del cuervo parece burlarse de el con una enorme risa amenazante. Debido a la activación de su dote de velocidad a través del tatuaje de su abdomen todo va más lento que el a su alrededor. Se percata de como Forsac sonríe al hundir sus cuchillas en el torso del guerrero al que se enfrenta provocando que la sangre brote a través de la herida manchando sus brazos y cuchillas. Por su parte Blame aprovecha la velocidad de su impacto para saltar sobre el escudo y superar nuevamente a su enemigo saltando. Mientras se eleva gira sobre sí mismo tomando una panorámica del terreno que ha dejado detrás, ve como el hombre que detuvo su ataque con el escudo su ataque al principio se acerca corriendo y salta en este momento los cuerpos de los cinco hombres que han caído en el anterior ataque de Forsac retorciéndose de dolor. También ve por un instante que el cuarto hombre del grupo que acampo en el desierto se acerca por detrás de Forsac arrojando la pesada lanza en este momento tratando de sorprenderle por la espalda.

  • ¡Detrás de ti hermano, cuidado! – Avisa Blame gritando en el aire.

Forsac vuelve la cabeza rápidamente para ver la lanza que vuela hacia el con una parábola perfecta, con un rápido movimiento adapta su posición para interceptarla con la mano izquierda, acompaña la lanza con un giro para frenarla lo mínimo posible y la dirige y empuja hacia la herida abierta en el torso de Cho. El impacto del arma es terrible penetrando carne y hueso con un sonido sordo, Cho abre los ojos completamente al recibir el impacto y notar como la sangre inunda su garganta, saliendo proyectada por su boca abierta. No siente dolor, no se ahoga con la sangre de su garganta, solo nota como la vida escapa de su cuerpo dejándolo sin fuerzas paulatina pero velozmente.

Los gritos de tres gargantas se aúnan al observar inútiles la escena sin poder hacer nada.

Wei-Shin ve, como si de un cuadro animado se tratase, la escena. Blame ataca frontalmente a Cho quien se defiende con soltura interponiendo su escudo, el segundo atacante, que aparece como una exhalación, golpea por el lado dando apenas tiempo a Cho a cerrar el brazo derecho para colocar la protección del bíceps entre él y las cuchillas de este consiguiendo que solo le haga una herida superficial. Una lanza aparece volando certeramente hacia el atacante que acaba de herir a Cho mientras su compañero aprovecha para apoyarse en el escudo de Cho y saltar sobre el para superarle sin perder tiempo. Y, de repente, todo el mundo se detiene para él.

El hombre que ha herido a Cho se gira con una rapidez mortal para coger la lanza en el aire y modificar la trayectoria de la misma hundiéndola profundamente en el pecho de su amigo y provocando daños masivos en su interior. No ve la sangre brotar de la boca de Cho ya que en ese momento el hombre que ha saltado sobre el escudo cae al suelo a penas a cinco metros de él encarándole con gesto salvaje.

Wei-Shin nota como la ira comienza a inundarle, no hay frases sabias que detengan el odio que le invade, solo hay un objetivo, muerte.

Levanta su katana sobre la cabeza y espera que el atacante llegue hasta él, este acepta la invitación y comienza una rápida carga con las cuchillas listas para asestar un golpe letal. Wei-Shin asegura las piernas en la posición de defensa y recibe el golpe de ambas cuchillas que su oponente le propina apartándose hacia un lado y empujando con la katana las cuchillas que pretendían herirle. Tras empujar las cuchillas con un movimiento lateral de la katana hacia la derecha redirige el empuje de su arma hacia arriba buscando amputar los brazos de su objetivo, pero este consigue evitarlo destrabándose con una rápida apertura de los brazos, dejando apoyada una de las cuchillas en la hoja de la katana para evitar que le corte, mientras el otro brazo lo propulsa con fuerza para asestar un aguijonazo en el hombro izquierdo de Wei-Shin. Wei-Shin no tiene tiempo de apartarse del todo recibiendo una dolorosa punzada en los músculos que rodean la articulación, sin llegar a recibir daño en el hueso, gracias a la resistencia que el arma encuentra al impactar.

El impacto en el hombro provoca que pierda parte de fuerza y tenga que retroceder para recuperar la posición. Mientras adopta la posición de defensa baja ve como el enemigo que ha dado muerte a Cho se acerca corriendo hacia él, a la vez que los dos miembros restantes de la expedición de Wei-Shin corren tras el con sus rectas espadas desenvainadas para auxiliar a su jefe y amigo.

Las cuchillas de Blame buscan de nuevo la carne de Wei-Shin con una rápida sucesión de golpes bajos que este consigue detener o desviar con eficacia. Blame se concentra en activar de nuevo la aceleración que le otorga el tatuaje de su abdomen para atacar con violencia a su objetivo, nota de nuevo como se ralentiza el entorno mientras lanza una serie de nuevos ataques contra su objetivo buscando terminar rápido el trámite, pero para su sorpresa este se defiende con soltura igualando su velocidad sin aparente dificultad. Los destellos no dejan de sucederse mientras las armas se encuentran una y otra vez en el aire representando una danza de acero y muerte.

  • << Apenas me queda tiempo antes de que su compañero se una a la refriega. – Piensa Wei-Shin mientras continúa deteniendo un golpe tras otro – Tienen dones tal como me conto la madre, mis compañeros no tienen opciones contra ello. Estoy solo en esto. >>

Wei-Shin decide pasar al ataque aprovechando el tiempo que queda antes de enfrentarse a los dos individuos a la vez. Lanza su filo con una punzada letal buscando el corazón de Blame, el cual se aparta ágilmente con un brusco movimiento que ha tenido que improvisar ante el inesperado ataque, Wei-Shin finta buscando el muslo de Blame y abrirle la femoral con velocidad endiablada haciendo que su objetivo no consiga apartarse a tiempo recibiendo el impacto completo del filo, quien por un momento nota un latigazo frio que le recorre toda la pierna. Blame se impulsa con la otra pierna alejándose de Wei-Shin y pasando a posición de defensa para ganar algo de tiempo con el calor de la sangre recorriéndole la pierna herida, el ataque le ha sorprendido y eso no es lo habitual. La katana de Wei-Shin vuelve a volar hacia el buscando abrir sus defensas con continuas cintas y ataques rápidos, Blame por más que lo intenta no es capaz de lanzar un contraataque a su oponente ya que este utiliza la espada con una habilidad inusitada, el choque de aceros es constante y con una cadencia endemoniada. El acero de la katana se convierte en el todo para Blame, sus ojos siguen la trayectoria enloquecida de su filo en una constante búsqueda del hueco que termine la luche, y detrás de ella, como una esperanza salvadora, descubre la mancha carmesí que mancha ya gran parte del traje del espadachín, desde su hombro izquierdo hasta casi el muslo.

Blame, empujado por la visión de la sangre de su enemigo, se lanza hacia delante con furia empujando con ambas cuchillas. La maniobra es tan arriesgada como desesperada y provoca que Wei-Shin retroceda y se abra a la izquierda para no perder equilibrio levantando la katana empujado por la fuerza de la mole humana de su oponente, pero al hacerlo se encuentra la espalda de Blame descubierta. Al haber empujado Blame la katana hacia arriba con las cuchillas para empujarle a apoyado también la pierna mala desequilibrándose cuando el dolor le ha atravesado la espalda hasta la nuca, Wei-Shin solo necesita recoger el brazo para pasar el filo por la morena espalda de su objetivo, abriendo un rojo y profundo corte en ella cortando a su vez las cinchas de cuero que sujetan las escasas prendas que, más que tapar, apresan las generosas carnes de su atacante, liberándolas en una ordalía desenfrenada. Blame nota el corte y la carne rasgándose tras él que le hace caer al tratar de alejarse de la fuente de dolor para terminar rodando por el suelo, lanzando a la par que se incorpora, un ataque con su brazo izquierdo a ciegas que impacta en el gemelo izquierdo de Wei-Shin, desgarrando parte del musculo, pero encontrando de nuevo una inusitada resistencia natural.

Wei-Shin, aun notando el golpe recibido en el gemelo, coloca la espada sobre su cara y prepara el cuerpo para recibir el impacto del otro contendiente que se une a la refriega en ese momento. Se deja caer al recibir el impacto y aprovecha la fuerza imprimida por Forsac para rodar hacia atrás e incorporarse plantando cara a ambos cojeando ostensiblemente y con el brazo izquierdo casi inútil. Por las miradas de ambos se da cuenta en este momento que ha perdido la orientación en el giro y esta desviado de la posición de Nora varios metros a la derecha, por lo que ellos tienen ahora camino libre hacia ella.

Nora les mira desafiante con los brazos abiertos y las palmas de la mano hacia arriba. Detrás de ella los ancianos se agrupan sin saber muy bien que hacer, y esperando el desenlace del combate. Los atacantes se miran entre ellos, la información fluya sin necesidad de palabras, Forsac se lanza sobre Wei-Shin, mientras Blame, después de una pose amenazante hacia Nora mostrando sus ensangrentadas cuchillas cruzadas sobre su cara comienza a cercarse a ella, cojeando menos de lo que la herida haría pensar con la pierna herida.

Nora recita unas breves palabras que nacen sin sonido, pero con poder, el fuego central de la jaima parece responder con obediencia a su llamada y pone sonido a las palabras con un sibilante silabeo, las llamas rápidamente se extienden como acuosas lenguas flamígeras hacia sus manos enrollándose en torno a ellas y reflejando un rojizo fulgor en sus ojos, haciendo que estos parezcan dos puertas abiertas al infierno. La chica se permite sonreír y le mira desafiante.

  • Jahan era un buen hombre, y un buen maestro. -Dice con voz suave Nora, con el fulgor rojizo de sus ojos iluminando el odio que se esconde detrás de ellos. – Ahora vais a pagar por lo que hicisteis.

Las llamas se extienden tras el Amehidin como si de un muro se tratase, ocultando a los ancianos que están al fondo de la tienda. A su vez nuevas lenguas de fuego aparecen tras ella, rodeándola sin quemarla ni tan siquiera calentando el aire a su alrededor, dificultando que Blame se pueda acercar sin tocar las llamas. Detrás de ellos el combate esta pronto a llegar a su fin, los continuos golpes de Forsac han hecho mella en Wei-Shin que ya no es capaz de levantar correctamente la espada para defenderse, solo puede desviar los golpes con torpeza dejando abierta la guardia constantemente y sufriendo los cortes que Forsac va realizando cada vez que encuentra un hueco.

En una de las acometidas de las cuchillas gemelas la Katana de Wei-Shin sale despedida de su mano. Este retrocede ganado espacio y consiguiendo además evitar un golpe descendente que le habría destrozado la cara y el pecho, mientras saca de su funda un cuchillo de corte similar a la Katana que acaba de perder, aunque mucho más corto. Forsac no quiere dar pie al espadachín a recuperarse y carga de nuevo contra el con toda la fuerza que le permiten sus piernas las cuales ya tenía encogidas preparando este último empellón.

Wei-Shin solo puede mirar como su oponente, que se encuentra semi encogido, se prepara para utilizar el impulso de sus potentes piernas para abalanzarse contra él, pero un movimiento atrae su atención un instante antes. Un potente chillido acompaña el movimiento y queda cegado por un momento por un chorro de luz pura y prístina, tras la luz aparece, como nacida de esta, una enorme águila blanca descendiendo a gran velocidad sobre su enemigo, el cual se gira para descubrir la procedencia del sonido que le ciega inmediatamente al igual que a Wei-Shin. En el último instante, y cuando parece que son las garras del animal van a golpear la cabeza del hombre, estas comienzan a estirarse y a ganar tamaño hasta convertirse en dos largas piernas, desnudas y fuertes, seguidas de un cuerpo de mujer con brazos a medio camino entre brazos y alas de níveas plumas, sobre ellos una cabeza de mujer, que todavía mantiene algunos de los rasgos del animal del que está abandonando la forma, que mira fijamente a su objetivo.

Forsac trata de reaccionar y comienza a levantar los brazos para atacar a la mujer, pero antes de poder hacerlo la luz cegadora surge de nuevo de ella, una luz tan potente que amenaza con dejarle ciego. Levanta las manos para cubrirse la cara, pero las piernas de ella doblegan sus brazos e impactan de lleno contra su frente, llevando la cabeza hacia atrás en un movimiento anti-natural que revienta varias de sus vertebras con un sonido sordo.

Justo en el momento del impacto, Wei-Shin que también ha sido cegado por la luz, ve como la mujer salta de nuevo transformándose en águila de nuevo y levantando el vuelo con fuerza utilizando las alas de sus brazos, antes incluso de que Forsac se haya dado cuenta de que está muerto.

Blame, ha visto la escena desde apenas cinco metros de distancia al girarse atraído por el primer fogonazo de luz, se gira ahora con ira hacia Wei-Shin, el cual recoge su katana y le hace una señal con el brazo herido para llamarle al combate con la palma hacia arriba. La ira inunda a Blame que no puede dejar de repetir en su cabeza la muerte de Forsac, y utiliza esta ira para añadir un plus de fuerza a su carga contra el Wei-Shin.

  • Te voy a aplastar mamarracho, y luego acabare con la niña del fuego y vuestra puta mascota. – Grita Blame con la mirada puesta en Wei-Shin

  • Ven, aquí estoy. – Le responde Wei-Shin con una sonrisa que desquicia a su oponente, sabiendo que no puede combatir en su estado por lo que debe ser algo rápido.

El grito que profiere Blame es salvaje y demuestra que esta fuera de sí, su carga hace que sus pies se hundan en el suelo mientras corta el aire con las cuchillas lanzando un sonido agudo y penetrante. Cuando llega donde esta Wei-Shin lanza el brazo derecho para golpear sobre el área izquierda debilitada de este y vencer rápidamente su defensa, pero en lugar de detener el golpe, Wei-Shin utiliza la espada como apoyo para girar sobre sí mismo, con gran dolor en la pierna herida, y levantar a la vez el brazo de Blame antes de lanzar un tajo limpio y rápido que corta carne, hueso y tendones allí donde los encuentra, separando limpiamente el miembro del resto del cuerpo.

El sol se refleja en el metal de la cuchilla del brazo seccionado mientras gira en el aire junto al brazo de Blame antes de llegar al suelo. El Lobo se mira asombrado el muñón que es ahora su brazo y ve como un chorro de vida liquida escapa a través de la mortal herida que le acaban de conferir, para después fijarse en Wei-Shin esperando ver a su verdugo, pero en su lugar este baja la espada hacia su costado y espera. Invocando el poder contenido en uno de los tatuajes de sus piernas lanza un tremendo salto que le lleva de nuevo a lo alto de la roca, desde donde puede ver como Wei-Shin parece ya haberse olvidado de el para acercarse lentamente al hombre que les planto cara unos minutos atrás. Un fuerte chillido le impulsa a mirar a las alturas, donde el imponente águila blanca que ataco a Forsac gira en el aire amenazantemente. Agarrándose el muñón del brazo, que tapa con un jirón de la ropa que le corto el oriental, corre tratando de alcanzar los caballos antes de perder la consciencia.

Con paso torpe a causa de la herida de su gemelo, Wei-Shin consigue llegar hasta donde descansa el cuerpo de Cho. Con gran esfuerzo comienza a agacharse a su lado y, al ver su gesto de dolor, los dos hombres que le acompañan le ayudan rápidamente para poder hacerlo. En sus rostros observa los surcos que decenas de lágrimas han dejado en sus caras llenas de polvo y suciedad, pero sobre todo ve unos ojos implorantes, como si el pudiera hacer algo ya por Cho, o reparar su rota vida.

  • Gracias amigos. – Consigue decir sin que la voz se le rompa.

Coloca la cabeza de su compañero sobre sus piernas y acaricia con cariño su pelo y frente suavemente. Inmediatamente miles de recuerdos comienzan a llegar a su cabeza, curiosamente el primero tenía que ver con la muerte.

  • Ese ímpetu tuyo al final te ha llevado junto a él. Hoy se reúnen dos mitades que nunca debieron estar separadas, Te quiero hermano. - Susurra con cariño besando la frente del cadáver y dejándose llevar por los recuerdos.

Cierto día, años atrás y durante el entrenamiento que recibieron juntos en Luoyang, tocaba practicar la lucha con lanza a caballo. Normalmente les preparaban en dos habilidades con lanza, la corta y pesada para luchar a pie, y la larga y más pesada aun para utilizar a caballo. Ese día tocaba practicar la puntería en carga contra obstáculos fijos, para después terminar con luchas a dos cargando uno contra otro con lanzas iguales a las reales, pero sustituyendo la punta de acero por una bola de madera endurecida. Estas últimas lanzas eran teóricamente no letales, pero era habitual que se hicieran daño al caer del caballo, para lo cual aprovechaban para entrenar en la recepción de las caídas.

Wei-Shin casi puede recordar el olor de la hierba pisoteada por los caballos, y la cálida sensación del sol de primavera calentándole. Por alguna razón extraña consigue recordar el nombre del caballo que le toco montar aquel día, sahoyang, un brioso caballo pardo posiblemente el más grande de los que utilizaron aquel día. El entrenador selecciono a Cho como su rival aquel día para el duelo de cierre del día, no tenían rival habitual para evitar que desarrollaran malos hábitos de combate. El duelo transcurrió con normalidad y Cho volvió a tumbar a Wei-Shin en la segunda carga, igual que las últimas veces que se habían enfrentado, dejando patente que la habilidad de Cho a caballo era superior a la de Wei-Shin. El siguiente combate incluía al hermano pequeño de Cho, este era un pieza de cuidado, simpático y alegre, muy alocado y siempre metiendo a todos en líos con sus ocurrencias.

Precisamente la falta de atención que ponía en todo fue la que hizo que no ensillara correctamente al caballo, al comenzar la carga se soltó la cincha que sujetaba la silla al caballo y, al impactar su lanza sobre el escudo de su contrario, salió despedido junto a la silla hacia atrás. La mala suerte hizo que se golpeara la base de la espalda contra la silla al caer partiéndose esta y muriendo instantáneamente.

Fue un duro golpe para todo el grupo, que llevaban juntos casi toda la vida. Wei-Shin paso varios días con Cho, que apenas pudo hablar durante ese tiempo. Pero fue al cabo de esos días que estando sentados de nuevo sobre sus caballos y listos para entrenar Cho respondió a la pregunta de otro compañero acerca de si estaba bien.

  • Sí, estoy bien, no os sigáis preocupando por mí. – Le espeto con firmeza – Entrenamos cada día preparándonos para morir los más tarde posible, y por esa razón murió mi hermano. No se tomaba en serio lo que hacemos aquí cada día. Debemos aprender la lección que su muerte nos ha dado, si no luchamos cada día para mejorar, sino damos hasta la última gota de sudor en cada entrenamiento, no estaremos listos el día que tengamos que defender nuestro cometido. Llegará el día que yo tenga que morir también y espero que ese día no os de pena como lo ha hecho mi hermano, sino que os llene de orgullo mi vida y el haber participado de ella.

Aun con la cabeza de su amigo entre las manos Wei-Shin abre los ojos y levanta la cabeza.

  • Estoy orgulloso de ti y de haberte conocido amigo, espérame allí donde estes por que espero ser digno de acompañarte algún día. – Ahora si la voz de Wei-Shin se quiebra al final no resistiendo la emoción de saber que se despide de una parte de sí mismo para siempre.

  • Me despido de ti con el orgullo de considerarme tu amigo, viaja rápido. – Recita a su derecha el hombre que arrojo la lanza que acabo matándole.

  • Me despido de un amigo, con el orgullo de haber luchado y aprendido a su lado, viaja alto amigo mío. – Dice el último de los hombres del grupo cogiendo la mano izquierda de Cho.

Tratando de no molestar el ritual, Nora y los ancianos se acercan lentamente al grupo y les acompañan durante unos minutos velando el cadáver. Al paso de un corto lapso de tiempo Wei-Shin comienza a tambalearse lentamente, obligándole a soltar la cabeza de Cho y poner la mano derecha en el suelo.

  • Wei-Shin estas herido, ven conmigo. – Le dice el compañero a su derecha cogiéndolo de la axila. Wei-Shin le deja hacer sin fuerza para oponerse ni apenas consciencia por la pérdida de sangre.

  • Llevarle dentro, a la estancia que ocupa Nora. Es la que goza de más intimidad y comodidades. – Señalan los ancianos – Nosotros cuidaremos el cuerpo de vuestro compañero mientras y preparamos lo necesario para velarlo, si estáis de acuerdo claro.

  • Yo iré con ellos. – Dice Nora cogiendo a Wei-Shin del otro brazo para ayudarle a meterle dentro – Ha acudido a mi llamada, soy responsable de lo ocurrido.

  • No es cierto mi señora – Dice el hombre que sujeta a Wei-Shin junto a Nora – Hace años que se prepara para el momento de encontrarla, y ha cruzado el desierto sabiendo que la lucha nos esperaba allí donde fuera que nos llevara esta búsqueda.

Al levantar a Wei-Shin sujetándole de las axilas este emite un débil sonido que pretende ser un quejido, pero apenas tiene fuerza para ofrecer resistencia, por lo que se deja hacer. El tercer miembro del grupo de Wei-Shin se ofrece para sustituir a Nora, que le cede el sitio con respeto.

Llevan a Wei-Shin al interior de la jaima donde descubren una amplia estancia con alfombras en el suelo cubriendo todo el espacio y un par de pebeteros de metal con unas pequeñas llamas de color cercano al verde oscuro en su interior, un intenso olor a inciensos varios impregna el ambiente haciéndolo muy pesado.

Sitúan a Wei-Shin sobre una cama hecha con varias capas de pieles apiladas y colocan bajo su cabeza una de las pieles pulcramente doblada de manera que quede ligeramente elevada. Rápidamente comienzan a desnudarle, mientras Nora calienta agua con celeridad en uno de los pebeteros que aviva armonizando con el espíritu de la llama a través de la Khanut y rompe jirones de diversas prendas cercanas mientras el agua rompe a hervir.

Cuando se acerca con el agua y los trapos encuentra el cuerpo de Wei-Shin ensangrentado y con varios cortes de diversa gravedad con un aspecto bastante malo.

  • Por favor, pon otra jofaina a calentar con agua y mete un buen ramillete de hierbas de menta de esas – Le señala a uno de los hombres que han entrado con ella – Necesito que salgas fuera mientras se calienta el agua y pide que te den asgramilla para tapar las heridas después de limpiarlas.

  • Espera, mejor salgo yo – Dice el hombre cuya lanza mató a Cho evidentemente afectado por todo lo ocurrido – Aquí estorbaré más que ayudar.

Dicho esto, coge un nuevo recipiente para poner el agua a calentar que coge de un ánfora de arcilla grande que se encuentra justo a la salida de la sala, dejándola sobre las ascuas que avivó Nora antes y saliendo acto seguido en busca de los ancianos.

  • Hola Wei-Shin, no hemos tenido tiempo de conocernos y presentarnos como se debe. Soy Nora y voy a cuidar de ti. – Le dice con voz suave a la vez que sus manos trabajan rápida y delicadamente sobre el cuerpo herido – Nací aquí al calor del fuego de esta tienda, crecí aquí aprendiendo las tradiciones de mí pueblo. Jahan vino hace seis años más o menos traído por una tormenta de arena que desoriento a su grupo. Nada es casual decía el siempre que hablábamos, así que encontrarse conmigo fue algo preparado por el tapiz según su idea. Enseguida vio mi conexión con la Khanut y se lo mostro a mis padres para que entendieran que yo era una de las elegidas para conectar con la Sinfonía y que precisaba de entrenamiento para aprender a controlar mis habilidades antes de que se manifestaran. Ellos aceptaron después de una dura negociación con él para garantizarme una buena vida, y poder verme de manera más o menos habitual, una vez al año tendría que pasar aquí una luna con ellos y mi maestro. – Nora sigue hablando mientras cuida con ternura de cada de una de las heridas con atención, sirviendo su voz de baliza para el soldado herido que la escucha entre los sueños en los que está perdido y a través de los cuales su voz se abre paso.

Termina de atender la herida del hombro que aparentemente es la más grave, después de limpiar con agua y vino pone aceite sobre la herida antes de poner la asgramilla que han preparado como si fuera una oscura pasta y que le ha traído el compañero del herido tras un tiempo fuera tomando el aire. Venda con cuidado el hombro de modo que Wei-Shin no ve interrumpido su descanso más allá de algún quejido ocasional producido por la fiebre que empieza a invadirle.

Tras un par de horas, Nora y los dos compañeros de Wei-Shin salen de la tienda empapados en sudor y van directamente a refrescarse al pequeño lago del oasis. Entre preguntas acerca del estado del herido por parte de los miembros del Khames llegan al agua donde Nora se mete hasta que el agua le cubre las rodillas, seguidamente se arrodilla dejando que el agua empape sus ropas y nota como un halo frio le recorre mientras el agua va subiendo de nivel. Finalmente, dobla el cuerpo para meter la cabeza en el agua, momento en el cual ve, ondulando debido a las ondas que sus movimientos han producido en el agua, el reflejo de una enorme águila blanca sobrevolando por encima de ella. Cuando levanta la cabeza chorreando agua desde su pelo, contempla al magnifico animal planeando sobre ella con majestuosidad rodeado por el resplandor del sol reflejado en sus plumas.

El águila comienza un descenso suave dirigiéndose al lado contrario del lago en el que Nora está sumergida. Antes de tomar tierra vuelve a ocurrir la maravilla de la transformación del ave en mujer que antes ya habían contemplado durante el combate, aunque esta vez el cambio es completo, quedando una mujer menuda de pie en la orilla del lago, y sin apenas ropa, que mira fijamente a Nora.

Nora comienza a caminar lentamente por el lago dirigiéndose hacia la mujer, teniendo que nadar al pasar la zona central del lago donde casi llega a cubrirle el agua, y saliendo al otro lado completamente mojada, pero con las energías renovadas como solo el agua fría es capaz de reponer. Cuando se encuentra a una decena de metros de la mujer se detiene y se fija en los perfectos atributos de esta y en su pelo níveo similar a las plumas del águila cuya forma adopta.

  • Hola, me llamo Nora. Gracias por habernos ayudado antes, probablemente sin ella no estaríamos hablando. – Se dirige a la mujer agachando la cabeza en señal de respeto.

Esta le responde con una voz extrañamente fuerte y sensual

  • Ha sido un placer, mi nombre es Luz.

  • Encantada Luz. Me gustaría invitarte a compartir la sal y conversación contigo. – Señala con la palma de la mano el camino hacia la tienda central.

  • Acepto tu invitación, no puedo quedarme mucho tiempo Nora, he venido a buscaros y daros un mensaje, el tiempo apremia y debo volver cuanto antes con los míos. El descanso me vendrá bien en cualquier caso, gracias.

Nora sale del agua y comienza a rodear el lago mientras luz la acompaña andando descalza y dejando que sus pies se mojen en la refrescante agua.

  • Dices que traes un mensaje para mí, ¿Cómo es eso posible?, Nadie sabía que yo estaría aquí excepto Wei-Shin. – La voz de Nora denota preocupación ante este descubrimiento.

  • Hay formas de conocer lo que ocurre, y lo que ocurrirá, pero eso tú ya lo sabes. – Luz guiña su ojo derecho con complicidad. – Quien me ha dado el mensaje para ti no sabía quién eres, pero si sabía me indico que alguien importante para el futuro estaría siendo acosado por lo lobos al este de la roca blanca. Esta mañana, al salir el sol levante mi vuelo y localice a los hombres que seguían a tu amigo casi por casualidad. Con veros a ti y a Wei-Shin me basto para saber que había encontrado a quien buscaba.

  • Entiendo que o bien la persona que te envía o bien tu tenéis acceso al tapiz.

  • Si, quien me envía puede verlo a través de los ojos de nuestra sabia. – Le aclara Luz.

Luz se detiene al llamarle la atención un destello en la orilla, cuando se agacha para ver que es descubre una piedra redonda de pequeño tamaño totalmente pulida y blanca pura, en el centro de la misma un agujero del diámetro de un dedo. La coge y la limpia sobre la escasa ropa que lleva para después levantarse con una sonrisa en su boca mirando a Nora.

  • No puedo aguantar más la pregunta Luz, ¿Cómo adoptas la forma de águila? Mi maestro no me hablo nunca de esta maravilla. – Pregunta Nora sin ocultar su curiosidad casi infantil que la embarga.

  • Se puede decir que soy maga como tu, en cierto aspecto no todos manejamos el poder de la sinfonía de la misma manera, aunque yo no puedo ver el tapiz – intenta aclarar Luz – La forma de águila es el regalo de alguien muy especial, capturó la esencia de este maravilloso animal y lo consagró en la impresión de dote de la espalda.

  • No sé qué es una impresión de dote, aunque sospecho que tiene que ver con las iridiscencias azules que recorrían el cuerpo de los hombres que no han atacado hoy. Me fije en ello también cuando mataron a Jahan. – Se sincera Nora.

  • Efectivamente, son los tatuajes de mi cuerpo que albergan poder. No todos están imbuidos, pero los que sí lo están son líneas de comunicación con el poder de la Sinfonía. De manera que al canalizar a través de ellos activo el poder para el que fueron creados, el águila me permite armonizar con la esencia del animal que se consagro. Antes por ejemplo los Lobos activaron impresiones de dote que les otorgaron velocidad, igual que hizo Wei-Shin por lo que pude ver.

  • ¡No sabía que la Khanut se podía ligar a un tatuaje! – exclama con sorpresa Nora.

  • Hay mucho que te queda por aprender, aunque viendo tu dominio del fuego creo que tu maestro te ha enseñado bien. – La frase de Luz entristece a Nora, pero Luz está mirando la pequeña piedra blanca como abstraída y no parece darse cuenta de esto. – La Khanut se puede imbuir o utilizar para armonizar con objetos o almas como has visto. En las impresiones de dote lo que se hace es abrir un canal con alguien que tiene acceso a la Khanut y otorga la posibilidad de utilizar ciertas habilidades concretas, solo las que se hayan consagrado al crear la impresión de dote. También se pueden consagrar objetos mediante la Khanut, pasando a formar parte de la esencia del portador en forma de tatuaje que puede invocar en el momento que lo necesite. – Cuando termina de decir esto el pequeño trayecto desde el lago a la tienda llega a su fin. Luz sigue a Nora que entra delante de ella indicándole donde puede tomar asiento.

En ese momento la tienda se encuentra vacía, y no ven a nadie cerca. Nora se extraña y se levanta para buscar a los ancianos o alguna de las mujeres que dejo en la tienda antes de dirigirse al lago.

  • Siéntate Nora, todos están bien, pero han encontrado cosas que hacer mientras tu y yo terminamos de hablar. – Le indica Luz señalando el sitio donde estaba sentada un instante antes. – Cree en mí, están todos bien sin pensar en lo ocurrido, que es mejor no recuerden por su propio bien.

  • ¿Qué pensaran cuando vean a Wei-Shin herido?

  • Que ha sufrido el ataque de asaltadores, y que han llegado con el herido al oasis. No te preocupes por esto, son detalles menores. En breve alcanzaras el estadío suficiente para poder acceder a las mentes y esto será posible para ti también. Los hombres de Wei-Shin ya están enterrando al compañero fallecido para evitar más preguntas. Necesito que me escuches atentamente y que nadie nos moleste.

  • Habla entonces. – Responde Nora sirviendo un par de cuencos de un guiso de verduras que hay cerca del fuego.

  • Durante siete días esperareis aquí a que Wei-Shin se recupere de sus heridas y recupere fuerzas. Sé que sus heridas son graves, pero desde que os habéis encontrado su naturaleza ha despertado.

  • ¿Su naturaleza? – pregunta Nora levantando los ojos para encontrarse con lo de Luz.

  • Si, te contare algo que sabe muy poca gente. Tu eres una portadora de la Sinfonía, y la Khanut es natural para ti. Puedes armonizar para doblegar los elementos, así como ahora puedes conectar con las mentes de la gente que te rodea, aunque sea de manera inconsciente. En breve desarrollaras la fuerza suficiente para doblegarles igual que haces con los elementos y puede que llegues a ver el tapiz como mago completamente desarrollado conectado a la Khanut. Wei-Shin nació bajo el auspicio del Dragón, uno de los seres originales que la Sinfonía creo para que la acompañaran durante la eternidad. Seres de inmenso poder que, de manera ocasional, imbuyen de su poder o esencia a otros seres de la tierra, tradicionalmente para funcionar de complemento a algún elegido de la Sinfonía, los llamamos heredem. – Para y come un par de cucharadas grandes de guiso.

  • Jahan nunca me hablo de estas maravillas, supongo que no le dieron tiempo con su prematura muerte. – Apunta Nora con tristeza dejando su cuenco junto a ella en el suelo indicando que ha terminado de comer mientras Luz hablaba. – ¿Aparte del Dragón hay más seres por lo que me has dado a entender?

  • Sí, pero no sé exactamente cuántos. Hasta donde yo he podido conocer o saber hay noticias de cinco compañeros de la Sinfonía, pero sin duda el más antiguo y poderoso es el Dragón. También te diré que Wei-Shin es el primer caso de heredem desde hace muchísimo tiempo. Tu maestro es posible que supiera esto aunque es probable que no considerase que estuvieras preparada para saberlo, y algún día puedas aprender más sobre todo esto, pero no hoy. Solo debes saber que Wei-Shin está aquí por y para ti, su poder estará a tu servicio, pero tú debes complementarlo, recuerda mis palabras.

  • Eres muy enigmática Luz, has traído más preguntas que respuestas. Te ruego que me aclares porque has venido hasta aquí a ayudarnos, quien te envía o como sabes todo lo que me estas contando. – Nora se pone de pies y mira a los ojos a Luz.

  • No es el momento Nora. Cuando alguien abre los ojos por primera vez no puede mirar la luz directamente o se quedaría ciego. Quedaros aquí siete días para que Wei-Shin se recupere de sus heridas y después dirigíos al este durante un día, hasta encontrar una pequeña montaña de pura piedra blanca, montar un campamento allí y esperar. - Luz también se ha levantado y sale de la tienda donde la luz del sol baño su pelo, dotándolo de un brillo espectacular al reflejarse en el.

  • ¿Esperar a que?

  • Habéis comenzado un camino sin retorno que os mostrara un mundo oculto Nora. Esta edad no ha hecho más que empezar. Tener cuidado y no os separéis porque vuestra fuerza reside en la capacidad de trabajar juntos, cuida de Wei-Shin. – Sin mediar más palabras Luz armoniza iniciando una maravillosa transformación en la enorme águila blanca que levanta el vuelo majestuosamente.

Nora sigue con la mirada el vuelo del maravilloso animal mientras se pierde en la distancia.

<< ¿Quién eres Luz? ¿quién te envía? Nos has ayudado, pero ¿por qué? Has traído más preguntas que respuestas y ahora te vas esperando que confiemos en ti. >>

Entra andando en la sala donde descansa Wei-Shin y le acaricia con suavidad el tatuaje del dragón que marca su pecho. Esta frio, la fiebre ha remitido y ahora respira pausadamente, las heridas han comenzado a cicatrizar, lo que la sorprende sobremanera.

<< Las cosas han cambiado para siempre y me parece que nuestro camino está unido por fuerzas que ni comprendemos ni podremos enfrentar separados >>

Ahri sale de la conexión con Puc sin mediar palabra con el cuándo Blame rompió la conexión sin terminar del todo la historia. Les ha contado suficiente para saber que un heredem se ha manifestado en la tierra, y eso es perturbador.

Tarda unos segundos en recuperar la consciencia plenamente antes de poder levantarse apoyándose en la fuente central del patio interior que refresca el ambiente en el rihat que ha alquilado en el centro de Sidón. El fuerte olor que desprenden algunas plantas que rodean la fuente le molestan sobremanera, pero la cercanía del agua ha sido tradicionalmente un conductor que le ha ayudado en las armonizaciones. Percibe los movimientos de los Hermanos Colmillo, que estaban descansando en distintos puntos del patio mientras ella conectaba con Puc, acercándose a ella en silencio. Pero algo en la actitud de ella hace que se detengan dónde están y queden a la espera semiocultos por las sombras.

  • Os vais a Damasco, ¡ya! – El tono imperativo no permite replica. – Uniros a Puc y seguir sus instrucciones. Blame y Forsac han muerto – El tono neutral que utiliza para transmitirles la noticia no les da indicios de cuan afectada esta.

Sin mediar palabra los hermanos desaparecen cumpliendo las instrucciones de Ahri fielmente, ella sabe que morirían antes que contravenirla. Los colmillos son un arma brutal de su equipo guía, letales y fieles, pero siempre deben estar juntos o se vuelven prácticamente inútiles.

Espera unos instantes después de que se hallan ido pensando en lo ocurrido en la conexión y la información que le ha llegado.

<< Poderes desaparecidos en el albur de los tiempos se manifiestan, ¿Por qué en este momento? Un heredem del Dragón original nada más y nada menos, mientras no se crucen en mi camino será mejor dejarlo. Lo siento Blame y Forsac, pero no habrá venganza.>> - Este último pensamiento es todo el tributo que dedica a sus compañeros de manada antes de olvidarse de ellos para siempre.

Tras recoger algunas cosas que cuelga de una bandolera de cuero sale de la casa cruzando la zona centro en dirección al puerto. Durante el recorrido encuentra auténticos ríos humanos que invaden las calles complicando el tránsito por las ellas. Cuando llega a la zona portuaria se queda quieta unos instantes mientras utiliza la Khanut buscando vestigios de poder en la zona. Hace un par de días, y de manera casi casual, detecto restos de una gran impronta de poder en la zona del puerto, decidió investigar en cuanto se hubiera establecido y puesto en orden otros asuntos y ahora, ante las noticias recibidas, ha decido priorizar esta búsqueda. Rápidamente percibe la dirección del foco de poder y comienza a dirigirse hacia el esquivando los obstáculos que va encontrando en su camino, la cercanía cada vez mayor del punto de origen de la explosión de poder le va facilitando datos del mismo.

<<Es impresionante la cantidad de poder liberada en este lugar, lo que sea que haya ocurrido ha dejado una brecha abierta durante varias horas en el velo de las edades.>> Este pensamiento la hace estremecerse por las innumerables posibilidades que abren en su mente.

Finalmente, sus pasos la conducen ante un edificio de grandes dimensiones de corte marcial. Varias hileras de ventanas dispuestas de manera equidistante y ordenada cuelgan de los altos muros de la edificación dejando solo espacio suficiente en la parte central de cada lado para unas enormes puertas de doble hoja.

  • Hola amigo – Se dirige al dueño de un tenderete de pescado que hay frente a la puerta – ¿Qué edificio es este?

  • ¿! ¡No has oído hablar de la escuela de Alyoret!? – Exclama con una voz extrañamente aguda

  • Soy nueva en la ciudad, solo he venido al torneo – La sonrisa que pone eclipsa la mente del hombre olvidando todo y obligándole a esforzarse para no caerse en el abismo que se muestra ante en la forma de dos ojos negros.

  • Heee, huu – El hombre no es capaz de pronunciar nada, solo mirar esos ojos que buscan en su mente ávidamente la información deseada.

  • Gracias amigo, tu ayuda ha sido más que valiosa. – Le dice ella con una seca sonrisa. –

El hombre agacha la cabeza tras el escrutinio de los ojos de la mujer y continúa limpiando el pescado que tiene entre las manos, sin saber muy bien porque ha parado. Levanta un momento la cabeza y ve una mujer alejándose hacia el edificio de la escuela de armas de Alyoret, le parece atractiva, pero sabe que nunca le dirigiría la palabra, solo es un pescadero del puerto de Sidón.

El edificio se encuentra abierto en ese momento y decenas de personas entran y salen de él cruzándose en las anchas arcadas de entrada de la que, parece ser, única puerta abierta del reciento. Guardan la entrada cuatro hombres, dos a cada lado, su marcial aspecto y el equipo que visten indican que sin duda deben ser buenos en su trabajo. Pasa junto a más gente por debajo de la arcada para descubrir que unos paneles de madera impiden desviarse y que la única opción es continuar de frente hacia la arena de combate donde decenas de personas se encuentran viendo los distintos grupos de entrenamiento que hay en ella. Una vez en la arena Ahri encuentra dos accesos al edificio desde esta, ambos custodiados fuertemente por media docena de guardias y una mesa delante de cada una donde un delegado de la academia parece anotar el nombre de la persona que quiere acceder al edificio y el motivo. Se fija un rato en una de las mesas y ve como, aparte de tomarles nota de estos datos, esas personas dejan su firma y unas monedas, aparentemente de oro, sobre la mesa que el delegado guarda en un cajón de la mesa con cuidado anotando la cantidad recibida después y dando justificante al donante, acto seguido el donante accede por detrás de la mesa al interior del edificio.

La mujer se detiene sobre un punto de la arena que rodean varios postes coronados con antorchas ahora apagadas. Dentro del circulo de postes no hay ningún grupo entrenando en este momento por lo que se pasea por el lentamente hasta detenerse en la zona central donde percibe el punto de impacto de la explosión de Khanut ocurrida días atrás. Por la cantidad de poder que aún puede percibirse en la arena la liberación de energía debió ser brutal y ha impregnado este lugar de manera masiva. Canaliza casi sin darse cuenta parte de poder hacia sus ojos, mientras se quita un precioso colgante dorado del que pende una piedra de ónice negra como la noche que viste su bronceado cuello y lo introduce en un bolsillo de su antebrazo derecho, habilitándolos para ver la Khanut y descubrir así los pequeños tentáculos de poder que emanan del punto central sobre el que se encuentra hacia los muros que rodean la arena y suben por ellos, impregnando cada parte del mismo y tintándolo del característico color azulado de la Khanut.

<< Cuanto tiempo habrá sido necesario para que las mismas piedras beban el poder como lo hacen aquí, ¡cuánto poder liberado ha sido necesario ¡>> - Este pensamiento la hace estremecerse, ¿Quién habrá sido capaz de ocultar tal flujo de poder durante el tiempo necesario para alcanzar este punto? << El heraldo se encuentra cerca, y ahora esto, ¿estarán relacionados?>> - Estos pensamientos la empujan a acercase a la una de las paredes que rodean el amplio patio central coronadas por decenas de arcadas que permiten asomarse a la arena desde la parte superior de la galería. Con su mano derecha acaricia la roca y percibe que es suave y extrañamente cálida, destacando el color azul oscuro que solo se percibe si se mira de cerca.

<< No puede ser, es piedra original. Esta mezclada con la piedra de los muros, por eso beben el poder que aquí se descarga. ¡Es un enorme almacén de Khanut!>>

Su cara muestra estupor mientras eleva sus ojos hacia la galería superior siguiendo un torrente de Khanut que parece correr hacia una de las cuatro pequeñas torres que coronan cada esquina del edificio. Cuando sus ojos llegan a la altura de la galería ve a un apuesto hombre que se encuentra mirando hacia la zona de la arena con la mirada distante, parece que está hablando con alguien hacia quien se gira en ese instante, dándole la espalda a Ahri. Ella retrocede unos pasos y ve como ante él hay una docena de hombres con la librea de la academia sobre el pecho que se cuadran y le saludan al unísono antes de dispersarse. El hombre apuesto lanza un último vistazo a la arena antes de desaparecer introduciéndose en una de las dependencias de la escuela momentos después.

<< ¡Las torres de Harifal! Ocultas bajo una cubierta mundana de adobe y ladrillo barato >>

Con paso vivo se sale por la puerta que entró y se encamina a la zona donde se desarrollara el festival de invierno. La aglomeración de gente anterior le parece un chiste cuando entra en una de las calles laterales que dan acceso al terreno destinado a los torneos.

Un levísimo tirón en la cadera hace que dispare su mano derecha como un resorte hacia ella cogiendo aire sin éxito. Se gira rápidamente para ver como un crio de apenas doce o trece años sale corriendo con su bandolera entre la gente, ella comienza a seguirle rápidamente mientras armoniza tratando de entrar en la mente del chaval y obligarle a detenerse.

<< Te has equivocado de persona pequeño, pero eso es mío >>

Sintoniza inmediatamente con su mente, y lanza una orden de detenerse, pero el chico sigue corriendo, lanza de nuevo la orden, sin éxito otra vez.

<< Bien por ti Ahri. Mientras tenga tu bolsa estas jodida >>

Ahri rompe la armonía mental y deja que sean las habilidades de caza las que guíen la cacería. En un callejón lateral encuentra el lugar idóneo para saltar del suelo hasta el tejado de una casa de dos plantas propiedad de un carpintero cuyas creaciones ha visto en la puerta de la tienda al pasar al lado. Desde allí usa los tejados para viajar con rapidez y localizar de nuevo al bribón que le ha quitado la bolsa. Su capacidad de canalización está intacta, pero el colgante protege al muchacho de que se utilice la Khanut sobre él, lo que le produce una gran frustración por su estupidez que se mezcla con la ira de la perdida, impidiendo a su mente concentrarse plenamente en la caza, dejándose llevar por la futura venganza.

<< ¿Cómo es posible que me halla robado?, parezco una puta novata >>

No tarda mucho desde la altura a la que se encuentra en detectar el nítido rastro de su bolsa que, si bien protege al chico, también le delata. Ve como el rufián se ha colocado la bolsa sobre la espalda y la ha ajustado para llevarla cómodamente, esto ya la desquicia del todo.

El chico va mirando continuamente para atrás y parece que se va tranquilizando ante la perspectiva de haber escapado, lo que hace que vaya relajando el paso y, siendo un poco más descuidado no busca esconderse continuamente. Finalmente, el chico salta el pequeño murete de una casa semiderruida y que, ahora mismo está vacía. Desde su perspectiva Ahri ve que hay restos de una hoguera apagada rodeada de piedras y que las aberturas a la calle como ventanas y puertas están, no solo bloqueadas, sino además cubiertas de lonas embreadas para dotarlas de opacidad, revelando que es un punto seguro de escape para los ladrones cuando son descubiertos. El fuego de la hoguera solo sería visible desde el edificio en el que ella se encuentra por ser más alto que donde se esconde el ladrón.

El chico cruza la bolsa sobre su pecho y la abre con avidez para contemplar su contenido. Apenas ha comenzado a abrir la bolsa cuando percibe un suave movimiento acompañado del ruido típico de un gato al saltar sobre el suelo, pero al levantar la cabeza no es un gato lo que ve, sino la mujer a la que hace un rato a robado la mochila que está abriendo en ese momento. Peligrosa y perfecta, largo pelo oscuro ensortijado y unos ojos verdes que parecen brillar con fulgor propio, su cara delata ira y malestar tras una apariencia casi dulce que podría encandilar a cualquiera.

  • Interesante tu habilidad para robar muchacho – Le habla la mujer con una voz sorprendentemente suave – Puedes estar orgulloso, ya que hace mucho tiempo que nadie me sorprendía como lo has hecho tu hoy.

  • Lo, lo siento señora, se le cayó al suelo y cuando me levante para dársela ya no estaba. Llevo un rato buscándola se lo juro. – Dice mientras se incorpora con la cara más angelical que jamás ha visto Ahri en su vida tendiendo la bolsa hacia la mujer con manos temblorosas.

  • JAJAJAJAJAJAJAJAJA, lo has vuelto a hacer. Casi me lo creo, Jajajaja. – La risa de Ahri es completamente sincera – Pero has robado a la persona equivocada y eso es una cosa con la que debes contar en tu oficio. Si te equivocas y te cogen, lo pagas.

  • No por favor, es solo una bolsa, no he visto lo que hay dentro. No me denuncie o me cortaran las manos, ¡por favor! – Las suplicas del chico se acompañan de lágrimas antes la perspectiva.

  • ¿Denunciarte?, no puede ser. Tu castigo será más benevolente, y rápido. – Una de las manos de Ahri sostiene en este momento un largo cuchillo bellamente labrado que el chico no ha visto de donde ha salido – Dame la mochila por favor – Dice mientras estira la mano libre y el sol que se filtra por algunas rendijas arranca destellos de un arma que parece más grande por momentos para él.

  • Si señora – El chico dando un titubeante paso hacia ella rodeando el circulo de brasas apagado hace tiempo, pero un movimiento tras la mujer le deja paralizado. Como si surgiera de las sombras una forma humana se recorta, una forma grande, muy grande que le asusta sin saber por qué.

La mujer ve el miedo en sus ojos y se gira para ver lo que ha comenzado a percibir apenas un segundo antes. La sorpresa se dibuja en su cara, al encontrarse con sombras que buscan materializarse para cobrar vida.

  • Ahri de los lobos, que agradable encuentro. – La voz de la sombra es potente y grave – No imaginaba que mi visita a esta remota ciudad conllevara tan notable encuentro.

  • Señor Bulfasor, acabas de dar sentido a todas las locuras que hoy me han ido ocurriendo – responde con descaro, casi escupiendo las palabras.

De las sombras sale un enorme hombre de medidas desproporcionadas, sus músculos visten huesos como vigas y sus extremidades son árboles enraizados en un poderoso tronco. Posiblemente supere los cuatro metros de altura y su ojo izquierdo brilla con astucia sobre gélido azul, mientras el derecho está cubierto con un parche dorado.

  • Cuidado Ahri, la última vez que nos vimos no estabas sola, ahora no hay nadie para protegerte, ni siquiera esos vástagos retrasados tuyos que tanto quieres, aunque no sepan ni hablar.

  • Los colmillos no precisan de hablar para realizar las tareas que les encomiendo, son más leales que cualquiera de los perros que tienes por seguidores, sucio caminante de la oscuridad – No puede evitar escupir mientras dice estas palabras con vehemencia.

  • Ahri de los lobos, por los crímenes que has cometido estas sentenciada a muerte – La enorme hacha que se materializa a partir de las sombras que aun rodean a Bulfasor supera finalmente los dos metros y medio de alto con la hoja doble de un tamaño superior a cualquiera que un herrero haya tenido la osadía de fabricar, este la levanta con soltura, armándola para dar un terrible golpe ascendente que se eleva abriendo una profunda canal en el suelo al comenzar su trayectoria – ¡Por la gracia de la Sinfonía que la justicia caiga sobre ti! – Grita mientras acompaña el golpe con todo su cuerpo.

Ahri salta hacia la amenazante arma acompañando la oscilación de la tremenda hacha con su cuerpo y cruzando sus brazos sobre el amenazador filo. El impacto es tremendo, pero en lugar de cortar los brazos de Ahri el hacha choca contra, ellos que parecen haberse convertido en acero puro al superponerse sobre su piel la hoja de las espadas cortas que lleva tatuadas en sus antebrazos, de manera que el hacha la proyecta con toda su fuerzas hacia arriba y hacia atrás superando con facilidad el semiderruido muro de la casa refugio. Aprovechando el impulso Ahri gira en el aire y se prepara para caer al otro lado de la calle lejos de la casa, recepcionando el golpe con agilidad y volviendo a saltar activando la Khanut para alejarse aún más saltando a un tejado cercano.

En la calle, las pocas personas que hay, casi no se han percatado de lo ocurrido, pero días después la historia de una acróbata que cruzo la avenida casi volando será la comidilla del barrio en honor a un señor que trae los mejores espectáculos a la ciudad para su deleite.

Dentro de la casa Bulfasor mira al muchacho que sigue en el mismo sitio sentado y con la bandolera a medio quitar, su cara de estupor es tal que un observador ocasional pensaría que el chico esta muerto.

  • ¿Cuál es tu nombre? – Le dice el gigante al muchacho que no parece estar en situación de poder emitir más sonidos que un gemido débil. Del arma del gigante nace un fino hilo de luz azul que más que dirigirse al muchacho parece flotar hacia él, para acabar chocando con su sucia frente. Al instante los ojos del chico recuperan su brillo y se fijan en los ojos de la enorme figura que le observa.

  • ¿Cuál es tu nombre? – Repite la pregunta el gigante.

  • Me llamo Prion señor. Le juro que me encontré la bolsa en el suelo y quería devolverla. – medio balbucea sin saber muy bien que formula de cortesía es la correcta para un gigante oscuro con un hacha más de tres metros.

  • Te has equivocado robando a Ahri de los Lobos y mintiendo ahora a un dios para ti. – Brama la voz del dios haciendo retumbar las paredes de la casa. El miedo que siente Prion se agranda hasta el punto de que un terrible dolor le ataca al pecho – Has robado a la persona equivocada pequeño, probablemente a la persona más peligrosa de este universo. Y, por lo que veo, le has robado algo valioso. – Le dice mirando la bolsa don atención y con voz más calma.

  • Lo siento se, señor. Pero es mi forma de vida, no conozco otra que no sea robar para comer. – Responde Prion que se levanta empujando su espalda contra la pared sobre la que se apoya.

  • Esta edad es oscura ciertamente, la Simphonia y su gloria no existen en este mundo para preservaros del dolor y el hambre. No es culpa tuya, al menos del todo muchacho, quizás el retorcido destino que el Tapiz teje te haya traído ante mí. – Parece meditar el gigante mirando a Prion a los ojos que siente como su mente y alma se ponen patas arriba ante semejante escrutinio. – Dirígete a la zona de torneo y busca la escuela de Alyoret, pide audiencia con él, y solo con él. Cuando te reciba pídele un lugar en su escuela, donde deberás trabajar duro para que te hagan un hueco entre los suyos.

  • ¿Pero por qué habría el de aceptarme señor? No tengo nada que ofrecer. – El chico, de pies ante el gigante se da cuenta ahora del tamaño real del ser cuya cabeza debe asomar al menos un metro por encima del muro semiderruido.

  • Ves ante él y dale este mensaje, si puede ser a solas. “Alas negras me traen a tu presencia, rogando formar parte de tu camada. Te ruego que me pruebes para demostrarte mi valía.” – Tras decir esto el gigante retrocede volviendo a las negras sombras

  • Así hare señor.

  • Te advierto que Ahri no parara hasta dar contigo y solo Alyoret puede protegerte de ella. Yo no pertenezco a este plano y solo la divina providencia te ha permitido sobrevivir a esta noche, busca a Alyoret por tu propio bien. – Ya solo hay sombras donde se ha ocultado el Gigante y Prion ya no percibe movimiento hasta que su voz emerge de la oscuridad una última vez - Suerte Prion, tu futuro es incierto pero deslumbrante.

Prion se queda esperando un minuto antes de moverse de nuevo y confirmar que no hay ya nadie en las sombras tanteando dentro de ellas. Al girarse un brillo entre los restos de la hoguera despiertan su interés acercándose para descubrir un colgante, una gargantilla de oro de la que pende una lagrima de algún mineral oscuro.

<< Esto lo llevaba la mujer colgado del cuello. Menudo golpe debe haber sido si le ha arrancado el colgante >>

Con este pensamiento sale de la casa saltando por el muro por el que entro y dirigiéndose con paso raudo a la zona de torneo. Cree ciegamente lo que le ha dicho la sombra y no piensa llevarle la contraria, los ojos verdes de la mujer han quedado grabados a fuego en su cabeza, buscara al actual campeón y le dará el mensaje. Por alguna razón tiene la sensación de que su vida ha dejado de pertenecerle.


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